Vademecum

Raras veces tomo medicinas más allá de un par de aspirinas para aliviar un resfrío, una desvelada o una resaca tras alguna muy ruda noche. Mi espalda ha seguido reventándome, así que llamé a una doctora para que sugiriera algo y su consejo fue Naxodol.

En general rehuso tomar medicinas más rudas porque confío en la capacidad de mi organismo para deshacerse de los males, además de que los antibióticos interfieren con el alcohol, lo que los hace dignos de herejía.

Según el Diccionario de Especialidades Médicas (conocido también como Vademecum), este medicamento es bastante fuerte pues, además de que previene del riesgo de generar dependencia, sugiere que los pacientes que lo ingerimos no debemos "
manejar vehículos de motor, operar maquinaria especializada o ejercer cualquier actividad que requiera un alto grado de concentración".

Mi empleo actual requiere sólo por momentos "alto grado de concentración", pero como me tengo en alta estima, decidí declararme en incapacidad para desempeñarlo, por lo que no habré de volver a la oficina esta tarde.

Sí, me siento medio apendejado, creo que fue sano no llevar mi auto hoy al trabajo, porque me está costando trabajo mantenerme despierto y concentrado y, francamente, si tengo la opción de no conducir en este estado, lo evitaré.

El dolor está disminuyendo, aunque no estoy convencido de haber mejorado sustancialmente, más bien creo que el efecto del analgésico es lo que me permite andar y podré estar seguro en unas horas, cuando el efecto pase.

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