En México, este día se celebra el Día de las Madres y, aunque no es una fecha por la que haga yo alharaca (igual que con el 14 de febrero y ese tipo de fiestas), en este país tan edípico es, sólo para poner un dato curioso, el mejor día para la "industria" restaurantera.
Mi familia, en su "moderado" (Ja!) tradicionalismo, suele festejarlo con una gran comilona, en la que se reunen los hermanos de mi madre en casa de la abuela y, poco a poco, van llegando mis tíos y primos para el festejo.
Este año no fue la excepción y las cosas tomaron su natural cauce para reunir a la famiglia, hablar de los viejos tiempos, brindar por los ausentes y discutir política entre sordos.
El highlight del día lo recibí cuando me despedía de todos. Mi madre me dio las típicas recomendaciones maternales ("vete con cuidado" y "cuídate porque puede haber muchos borrachos" son las que ahora recuerdo), me dice que la invitaron a cenar (supuse que hoy, pero ahora sé que será en algunos días).
"¿Quién?", pregunté. "(Inserte aquí su nombre)", la madre de mi ex, contestó...
Claro, mi rostro, impertérrito como suele pintarse ante esas noticias, no dio pie a pensar absolutamente nada, pero el desconcierto me invadió en cuanto salí de casa de la abuela.
¿Pa' qué chingados? Mi cabeza comenzó a girar y, dopado como sigo por el medicamento, sin una sola gota de alcohol en mi sistema y harto de mi dolor, lo primero que se me ocurrió es que querrá, alguna de ellas, hablar del rompimiento entre sus hijos.
Sí, es paranoia, lo sé. Pero creo que no se han hablado en todo el año y, de pronto, hoy una madre llama a la otra y la invita a cenar.
No me molesta, sólo me desconcierta. Nada de lo que puedan hablar podría modificar mi decisión de no volver con mi ex, pero no dejo de pensar que hablarán del tema... En diez días, imagino, tendré noticias de lo que para entonces habrá sucedido.
Mi familia, en su "moderado" (Ja!) tradicionalismo, suele festejarlo con una gran comilona, en la que se reunen los hermanos de mi madre en casa de la abuela y, poco a poco, van llegando mis tíos y primos para el festejo.
Este año no fue la excepción y las cosas tomaron su natural cauce para reunir a la famiglia, hablar de los viejos tiempos, brindar por los ausentes y discutir política entre sordos.
El highlight del día lo recibí cuando me despedía de todos. Mi madre me dio las típicas recomendaciones maternales ("vete con cuidado" y "cuídate porque puede haber muchos borrachos" son las que ahora recuerdo), me dice que la invitaron a cenar (supuse que hoy, pero ahora sé que será en algunos días).
"¿Quién?", pregunté. "(Inserte aquí su nombre)", la madre de mi ex, contestó...
Claro, mi rostro, impertérrito como suele pintarse ante esas noticias, no dio pie a pensar absolutamente nada, pero el desconcierto me invadió en cuanto salí de casa de la abuela.
¿Pa' qué chingados? Mi cabeza comenzó a girar y, dopado como sigo por el medicamento, sin una sola gota de alcohol en mi sistema y harto de mi dolor, lo primero que se me ocurrió es que querrá, alguna de ellas, hablar del rompimiento entre sus hijos.
Sí, es paranoia, lo sé. Pero creo que no se han hablado en todo el año y, de pronto, hoy una madre llama a la otra y la invita a cenar.
No me molesta, sólo me desconcierta. Nada de lo que puedan hablar podría modificar mi decisión de no volver con mi ex, pero no dejo de pensar que hablarán del tema... En diez días, imagino, tendré noticias de lo que para entonces habrá sucedido.
es raro lo que cuentas, aunque no tan anormal como parece... Cuando uno tiene una pareja y suele pasar que se hacen buenas amigas las madres o buenos amigos los padres de ambos... ya las cosas no dependen de uno...
Las relaciones de las madre con sus hijos siemprerayan en el tema de los cuidados.
No creo que se junten a maquinar, pero igual es lindo que la amistad trascienda.
El día de la madres, a pesar de ser un invento capitalista... por ultimo sirve para decirle a la mamá en un día, muchas veces que la amas