El humor, un orgullo nacional

Colombia raras veces (si es que alguna) se ha distinguido por su buen gusto, quizá uno de los misántropos más prolíficos es la excepción (por supuesto, me refiero a Fernando Vallejo), Bety la fea es un clarísimo ejemplo del pésimo gusto colombiano... pero México no se queda atrás en lo lamentable de la programación que la televisión nacional produce y transmite.

Comenzando por el más imbécil de los comediantes mexicanos, Gómez Bolaños (chespirito), pasando por Gaspar Henaine (capulina) y llegando a lo que se estaba realizando hasta hace unos días en cualquiera de las televisoras del cuasi duopólico mercado, la comedia mexicana es lamentable.

Uno de los noticieros más reconocidos en el país, el que pasa en el "canal de las estrellas", tuvo esta noche a los personajes del remake de Bety la fea que, con gran sentido de creatividad, llamaron los brillantes ejecutivos la fea más bella.

¿Qué sentido tiene dedicarle unos minutos en el noticiero a dos personajes de la lamentable serie televisiva? Reforzar el pésimo gusto de los mexicanos, no puede haber otra explicación.

Desconozco la cifra exacta, pero estoy seguro que una buena parte del ignorante electorado mexicano (este calificativo sí lo puedo sustentar) se informa de lo que sucede en la política mexicana a través de una "sátira" televisiva, transmitida semanalmente con el "resumen" de lo que sucedió en los últimos siete días, me refiero al privilegio de mandar, una oda a la imbecilidad, patético sentido del humor y las insufribles risas grabadas, sin importar la intensidad (que creo que ve de mala a excesivamente mala) de las bromas.

Sólo recuerdo un cómico mexicano que habrá de ser recordado con justa razón: Germán Valdés, Tin Tan. El último (y único) comediante que hizo reir con chispa, buen gusto, finura y gran capacidad de innovación.

¡Viva Tin Tan!

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