Y bien merecido que lo tengo.
El lunes, una pendeja que trabaja en la dirección se jodió y le dieron incapacidad (que no quiere decir que fuese particularmente capaz antes del golpe que se dio) por una semana, lo que implicó que me tuve que hacer cargo, además de mis propios pendientes, de los suyos, que no fueron pocos.
Martes y miércoles sufrí a seis mujeres en reuniones de 9:00 a 21:00 sin parar en una reunión en la que éramos siete personas... ¡Qué experiencia tan desagradable! Había olvidado lo que era tratar con tantas durante tanto tiempo sin parar, no lo hacía desde el partido de hace tres años.
Aún así, con lo agotado que estaba, el martes vi a Chano, en una reunión para analizar estadísticas electorales en casa de Gegé, un güey cagadón, putísimo, pero buen tipo, nomás pidió que nos reuniéramos y creo que no entendió nada, aunque no me sentí sorprendido por ello.
El jueves otra vez en la oficina hasta pasadas las 20:00, luchando contra la incompetencia y huevonería burocrática que impera en la lógica gubernamental mexicana... y todo por culpa de la pendeja del golpe. Por la noche, merecidísimas chelas y noche de garito (sí, ya sé que dije que no adoptaría el vicio, pero no lo pude evitar... además de que gané plata) en casa de Ita.
Anoche, como era indispensable, rigurosas cervezas frías con Ben. Hacían falta, pero nomás el cansancio me venció y él andaba en las mismas, así que fueron pocas y terminamos la salida temprano, con los tacos nocturnos y llevándolo a su casa mucho antes de la hora "normal".
Hoy estuvo todo tranquilo, fui al hospital porque el imbécil del Pity, mi primo, reventó su auto (pérdida total) en un árbol en la madrugada. No le pasó nada grave, pero está re puteado y lleno de moretones. Habrá de estar internado un par de días, básicamente porque el idiota no tenía puesto el cinturón de seguridad.
Estuve un rato con Eleanor, me dio gusto verla, a pesar de las múltiples advertencias de Luda (a quien aprovecho para dedicarle cualquier cita de Sabina, jaja), y regresé al hospital. Mañana a ver qué tal pinta el día, sólo tengo planeado ir a la cancha del odiado rival.
Necesito descansar, tengo sueño... los años cayeron durísimo esta semana.
El lunes, una pendeja que trabaja en la dirección se jodió y le dieron incapacidad (que no quiere decir que fuese particularmente capaz antes del golpe que se dio) por una semana, lo que implicó que me tuve que hacer cargo, además de mis propios pendientes, de los suyos, que no fueron pocos.
Martes y miércoles sufrí a seis mujeres en reuniones de 9:00 a 21:00 sin parar en una reunión en la que éramos siete personas... ¡Qué experiencia tan desagradable! Había olvidado lo que era tratar con tantas durante tanto tiempo sin parar, no lo hacía desde el partido de hace tres años.
Aún así, con lo agotado que estaba, el martes vi a Chano, en una reunión para analizar estadísticas electorales en casa de Gegé, un güey cagadón, putísimo, pero buen tipo, nomás pidió que nos reuniéramos y creo que no entendió nada, aunque no me sentí sorprendido por ello.
El jueves otra vez en la oficina hasta pasadas las 20:00, luchando contra la incompetencia y huevonería burocrática que impera en la lógica gubernamental mexicana... y todo por culpa de la pendeja del golpe. Por la noche, merecidísimas chelas y noche de garito (sí, ya sé que dije que no adoptaría el vicio, pero no lo pude evitar... además de que gané plata) en casa de Ita.
Anoche, como era indispensable, rigurosas cervezas frías con Ben. Hacían falta, pero nomás el cansancio me venció y él andaba en las mismas, así que fueron pocas y terminamos la salida temprano, con los tacos nocturnos y llevándolo a su casa mucho antes de la hora "normal".
Hoy estuvo todo tranquilo, fui al hospital porque el imbécil del Pity, mi primo, reventó su auto (pérdida total) en un árbol en la madrugada. No le pasó nada grave, pero está re puteado y lleno de moretones. Habrá de estar internado un par de días, básicamente porque el idiota no tenía puesto el cinturón de seguridad.
Estuve un rato con Eleanor, me dio gusto verla, a pesar de las múltiples advertencias de Luda (a quien aprovecho para dedicarle cualquier cita de Sabina, jaja), y regresé al hospital. Mañana a ver qué tal pinta el día, sólo tengo planeado ir a la cancha del odiado rival.
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