Si algo ha hecho de la política una profesión poco honorable ha sido la mentira (tanto más cuando esta es pública y se pide su difusión), lo cual no puedo dejar sin respuesta.
No defiendo ni ataco a candidatos -concluyó ya la época de campañas-; si los cerca de 240 000 votos de diferencia fuesen en sentido inverso y el candidato que emplease estos argumentos fuese "el de la derecha", mi defensa sería exactamente la misma.
Consideren, además, que hace seis años, quien ganó la elección para Jefe de Gobierno, lo hizo por 214 035 votos sobre el segundo lugar (AQUÍ puede verse el cuadro resumen, en la página del Instituto Electoral del Distrito Federal).
Este país necesita no sólo mexicanos nacidos o naturalizados. Requiere de personas que ejerzan su ciudadanía plenamente, saludo la difusión de información que a todos nos compete y el interés que se tiene, pero me parece indispensable evitar ver hacia un solo lado, tomar las palabras de alguien como ciertas sin considerar elementos ajenos a ellas.
Si recibieron un correo con las supuestas evidencias del fraude, los invito a reenviar este link y buscar más de una versión.
En primer lugar, me parece que es fundamental aclarar que el voto, a diferencia de su conteo, es un evento aleatorio. El conteo de los votos conforme fueron llegando al PREP NO ES UN EVENTO ALEATORIO. En la página del IFE, desde el día de la elección está una nota en la que se especifica qué NO es el PREP, cito:
"• No es un cálculo de los resultados sobre la base de estimaciones estadísticas o proyecciones a partir de una muestra.
"• No es una encuesta de salida o "exit poll" donde se entrevista a las personas que salen de las casillas sobre su voto emitido.
"• No es un conteo rápido en el cual una vez cerrada la votación, se recopilan los resultados de ciertas casillas previamente seleccionadas." (La página del IFE tiene más información que puede ser vista oprimiendo AQUÍ)
Segundo, yo estuve siguiendo el PREP durante la noche entera, desde las 20:00 hrs. del domingo 2 de julio hasta las 05:00 hrs. del lunes 3. Si bien las gráficas aparentan ser paralelas, cuando los cómputos superan, digamos, los cinco millones de votos para cada candidato, las diferencias son casi imperceptibles.
El conteo lo seguí y sé que cuando comenzaron a computarse los votos del Distrito Federal y el estado de México (ambas entidades con alto número de votantes y afines al candidato que quedó en segundo lugar), la brecha se cerró a menos de 150 000 votos. Sin embargo, cuando el cómputo en estas entidades se acercó al punto de "cierre" (96 ó 97%), la brecha entre primer y segundo lugar volvió a crecer.
Tercero, al argumentar que hay un fraude en 50 000 (de las más de 130 000) casillas, urnas embarazadas, ratones locos, etc., es poner como herramientas de ese fraude a 200 000 personas (es decir, los cuatro funcionarios de cada una de esas casillas), además de que cuestiona duramente a los cerca, también, de 50 000 representantes de casilla que su Coalición tuvo (según reportaron ellos mismos tenían cubiertas 97% de las casillas); es decir, considera que sus propios representantes son incompetentes y permitieron el irregular conteo de votos y posterior (tanto o más irregular) llenado de las actas en cada una de esas casillas.
Cuarto, de acuerdo con el grupo de expertos en estadística que colaboraron con el IFE para el conteo rápido, las estimaciones realizadas no brindaban claridad para declarar que candidato alguno hubiese ganado; esto es preciso y no.
AQUÍ está el informe que presentaron los expertos al Consejo General, en él se puede ver la forma en la que se fueron realizando los intervalos de confianza y probabilidad conforme al arribo de la información a la sede del Instituto. Si bien con dos de los métodos de estimación (los llamados "robusto" y "clásico") no se podía estimar quién tendría más votos (de acuerdo a los intervalos de confianza mostrados gráficamente en la penúltima lámina), con el modelo bayesiano (generado con base en probabilidades condicionales) sí es posible ver una diferencia entre el primer y segundo lugar, pues en los intervalos de probabilidad no hay intersección.
Quinto y último, acusar al Instituto Federal Electoral de usar un algoritmo mágico que asegurase la transmisión de votos de uno a otro candidato es convertirse en un inquisidor y acusar de brujería a alguien por hacer fuego o saber latín; es tratar de mandar a la hoguera a una persona por tener un pacto con el diablo...
Nadie mejor que José Woldenberg (cuya integridad y autoridad en el tema es, si acaso, prácticamente incuestionable) para explicar la forma en la que se cuentan los votos y en su editorial del jueves 6 de julio en el diario Reforma hace una clarísima descripción del proceso y el blindaje existente para que los fraudes no se den.
¿Cuáles son los verdaderos motivos de las infundadas acusaciones? ¿Qué sentido tiene seguir convocando a la gente? ¿Cuál es la utilidad que el segundo lugar tiene en mostrar públicamente su fuerza? Él sabe que no ganó, de lo contrario habría mostrado las actas; ¿cómo pasará (si lo hace) a la historia? El Juicio Histórico es una editorial que plantea esta pregunta... un abrazo para su autor.
Las instituciones mexicanas, salvo la iglesia (¡sí, carajo, ya sé!), han sido históricamente indignas de confianza, pero el IFE se la ha ganado con la lucha de muchas personas, de gente que ha empeñado su vida por tener un marco en el que los procesos electorales sean transparentes y hechos por la gente, por aquellos que no están afiliados a partidos políticos, por quienes creen que la democracia es la mejor vía para hacer de este un país en el que valga la pena haber nacido.
No defiendo ni ataco a candidatos -concluyó ya la época de campañas-; si los cerca de 240 000 votos de diferencia fuesen en sentido inverso y el candidato que emplease estos argumentos fuese "el de la derecha", mi defensa sería exactamente la misma.
Consideren, además, que hace seis años, quien ganó la elección para Jefe de Gobierno, lo hizo por 214 035 votos sobre el segundo lugar (AQUÍ puede verse el cuadro resumen, en la página del Instituto Electoral del Distrito Federal).
Este país necesita no sólo mexicanos nacidos o naturalizados. Requiere de personas que ejerzan su ciudadanía plenamente, saludo la difusión de información que a todos nos compete y el interés que se tiene, pero me parece indispensable evitar ver hacia un solo lado, tomar las palabras de alguien como ciertas sin considerar elementos ajenos a ellas.
Si recibieron un correo con las supuestas evidencias del fraude, los invito a reenviar este link y buscar más de una versión.
En primer lugar, me parece que es fundamental aclarar que el voto, a diferencia de su conteo, es un evento aleatorio. El conteo de los votos conforme fueron llegando al PREP NO ES UN EVENTO ALEATORIO. En la página del IFE, desde el día de la elección está una nota en la que se especifica qué NO es el PREP, cito:
"• No es un cálculo de los resultados sobre la base de estimaciones estadísticas o proyecciones a partir de una muestra.
"• No es una encuesta de salida o "exit poll" donde se entrevista a las personas que salen de las casillas sobre su voto emitido.
"• No es un conteo rápido en el cual una vez cerrada la votación, se recopilan los resultados de ciertas casillas previamente seleccionadas." (La página del IFE tiene más información que puede ser vista oprimiendo AQUÍ)
Segundo, yo estuve siguiendo el PREP durante la noche entera, desde las 20:00 hrs. del domingo 2 de julio hasta las 05:00 hrs. del lunes 3. Si bien las gráficas aparentan ser paralelas, cuando los cómputos superan, digamos, los cinco millones de votos para cada candidato, las diferencias son casi imperceptibles.
El conteo lo seguí y sé que cuando comenzaron a computarse los votos del Distrito Federal y el estado de México (ambas entidades con alto número de votantes y afines al candidato que quedó en segundo lugar), la brecha se cerró a menos de 150 000 votos. Sin embargo, cuando el cómputo en estas entidades se acercó al punto de "cierre" (96 ó 97%), la brecha entre primer y segundo lugar volvió a crecer.
Tercero, al argumentar que hay un fraude en 50 000 (de las más de 130 000) casillas, urnas embarazadas, ratones locos, etc., es poner como herramientas de ese fraude a 200 000 personas (es decir, los cuatro funcionarios de cada una de esas casillas), además de que cuestiona duramente a los cerca, también, de 50 000 representantes de casilla que su Coalición tuvo (según reportaron ellos mismos tenían cubiertas 97% de las casillas); es decir, considera que sus propios representantes son incompetentes y permitieron el irregular conteo de votos y posterior (tanto o más irregular) llenado de las actas en cada una de esas casillas.
Cuarto, de acuerdo con el grupo de expertos en estadística que colaboraron con el IFE para el conteo rápido, las estimaciones realizadas no brindaban claridad para declarar que candidato alguno hubiese ganado; esto es preciso y no.
AQUÍ está el informe que presentaron los expertos al Consejo General, en él se puede ver la forma en la que se fueron realizando los intervalos de confianza y probabilidad conforme al arribo de la información a la sede del Instituto. Si bien con dos de los métodos de estimación (los llamados "robusto" y "clásico") no se podía estimar quién tendría más votos (de acuerdo a los intervalos de confianza mostrados gráficamente en la penúltima lámina), con el modelo bayesiano (generado con base en probabilidades condicionales) sí es posible ver una diferencia entre el primer y segundo lugar, pues en los intervalos de probabilidad no hay intersección.
Quinto y último, acusar al Instituto Federal Electoral de usar un algoritmo mágico que asegurase la transmisión de votos de uno a otro candidato es convertirse en un inquisidor y acusar de brujería a alguien por hacer fuego o saber latín; es tratar de mandar a la hoguera a una persona por tener un pacto con el diablo...
Nadie mejor que José Woldenberg (cuya integridad y autoridad en el tema es, si acaso, prácticamente incuestionable) para explicar la forma en la que se cuentan los votos y en su editorial del jueves 6 de julio en el diario Reforma hace una clarísima descripción del proceso y el blindaje existente para que los fraudes no se den.
¿Cuáles son los verdaderos motivos de las infundadas acusaciones? ¿Qué sentido tiene seguir convocando a la gente? ¿Cuál es la utilidad que el segundo lugar tiene en mostrar públicamente su fuerza? Él sabe que no ganó, de lo contrario habría mostrado las actas; ¿cómo pasará (si lo hace) a la historia? El Juicio Histórico es una editorial que plantea esta pregunta... un abrazo para su autor.
Las instituciones mexicanas, salvo la iglesia (¡sí, carajo, ya sé!), han sido históricamente indignas de confianza, pero el IFE se la ha ganado con la lucha de muchas personas, de gente que ha empeñado su vida por tener un marco en el que los procesos electorales sean transparentes y hechos por la gente, por aquellos que no están afiliados a partidos políticos, por quienes creen que la democracia es la mejor vía para hacer de este un país en el que valga la pena haber nacido.