Diálogo somero

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-En verdad no te entiendo.
-¿Qué es tan incomprensible?
-¿Por qué me odias tanto? Si fui yo quien te salvó la vida
-¡He ahí la razón de mi desprecio!

Paráfrasis

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Resulta interesante sentir que uno lleva vidas paralelas con ocasionales intersecciones. Sin embargo, es inevitable que al final de los caminos se habrá de llegar al mismo sitio...
cadaveribus absurdum furentium miserabundis polyandrien

O, en la lengua de Castilla, al cementerio de los cuerpos miserables que por causa del absurdo cayeron en la locura.

Pedro Infante no ha muerto

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El viernes terminé una oscilante semana laboral, excesivamente relajada por momentos y demasiado cargada de pendientes por otros, mismos que con sorprendente eficiencia libré uno a uno.

Cuando el reloj marcó las seis, me restaba una escala previa al inicio formal del fin de semana: un lugar en el cual comprar cervezas frías. De camino a casa de la actriz di con él y adquirí las provisiones "necesarias" para pasar el resto de la tarde.

Tras unas horas de chelas me sentía suficientemente alterado. Hacia media noche estábamos sólo la anfitriona, yo y dos amigas suyas. La primera y una de las segundas se marcharon y me quedé hablando y bebiendo con la restante. Hicimos una ligera apuesta que gané con terminar mi trago antes que ella el suyo y nos marchamos de ahí.

Por supuesto no creo que Elvis Presley o que Pedro Infante sigan con vida, pero por algún incomprensible motivo nombraron al bar en el que caímos "Pedro Infante no ha muerto".

La única maravilla que encuentro del local es que vende tragos después de que el grueso de las barras ha cerrado. Nada más. Es un lugar chico, con demasiadas mesas y aun más gente y, por si esto no fuera suficiente, es un recinto de karaoke.

Yo seguí con las cervezas y ella cambió al tequila, con el cual terminé acompañándola hasta que sentí que había bebido, cosa rara, suficiente. La llevé a su casa y después me llevé, como pude, a la mía.

La mañana del sábado me fue desconocida. Desperté hasta el momento en que comenzó un aburridísimo juego de fútbol. Prendí un cigarro que apagué tras dos fumadas. Si durante la madrugada sentí que había ya poca sangre en el torrente etílico, fue hasta ese tabaco que me di cuenta que había fumado demasiado.

Cuando Ben llamó, estaba más dispuesto que entusiasmado para salir anoche. Tras ir por él fuimos por boa y tomamos rumbo hacia algún bar, era tarde y estábamos bastante sedientos. Comenzamos a rondar la zona y nuestra primer opción desbordaba gente que esperaba turno para entrar, el bar de siempre tampoco tenía cabida para nosotros, así que llegamos al sitio tranquilo que en ocasiones nos recibe.

En el momento en que nos dieron la cuenta había cerrado ya la barra. Ella quizo dormir y la dejamos en su casa, nosotros queríamos "una, con opción a dos" chelas más. Estaba cansado, pero la sed pudo más y fuimos al "Pedro".

Al llegar, el Pity estaba ahí y bebimos con él durante un rato (y no sé cuántas cervezas) y terminó por despedirse. Ben y yo nos quedamos un rato más, estaba ya muy cansado y poco hambriento, pero igual salimos y cenamos más por disciplina y necesidad que por ánimo de alimentos.

Lo llevé a su casa y, sin tener idea de la hora que era, me arrastré a mi cama. Lo último que escuché fue el trinar de algún pájaro que anunciaba el pronto amanecer.

A diferencia del anterior, el despertar de hoy no estuvo precedido de suficientes horas de sueño, así que todo el día he estado adormilado, sin hambre y con un hastío de tabaco que hacía mucho no padecía.

No ha sido un buen día, estoy hecho mierda y me pesa de más la depresión dominical.

Mala noche de trova

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Comenzó esta semana el martes con el garito adelantado, no había demasiado ánimo para beber con fuerza, pero igual cumplí la cuota y perdí muy poca plata, menos de un dólar. Independientemente del juego la pasé muy bien, disfruto la compañía de mis compañeros de juego y es harto divertido platicar con ellos.

El miércoles pasé unas horas con la poeta, salí algo tarde de la oficina y pasé por ella. Llegamos a un cafe y me eché un par de macchiatos, muuuuy buenos. Salimos del local y comenzamos a caminar, mientras pensábamos qué hacer sugerí un par de cervezas y entramos a un bar, sólo para echarnos la insuficiente cantidad de las dos insinuadas.

El lugar no me gustó, estaba bien al principio como para una velada serena y música de fondo a volumen agradable, pero comenzó a tocar un imbécil con una voz lamentable y tanto su guitarra como la errática voz gemían música de trovadores, motivo también para huir más temprano de lo que habría querido.

Extraña noche con ella. Por momentos me siento muy cómodo a su lado, pero por otros la encuentro demasiado paranoide en mi presencia y la plácida sensación se altera y transforma hacia cuidar mis palabras y su tono, sólo para no perturbarla (más de lo que suele estar).

Además, la sensación de ir por tragos con alguien que se niega a beber con entusiasmo me da la sensación de que no le soy una persona particularmente confiable y rehusa beber para no perder el control.

Sí, ni modo. Imagino que no soy un buen tipo y, quizá, si estuviese en su lugar tampoco confiaría en mí.

Recuento de daños

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Cada tanto es conveniente realizar uno y, en esta ocasión, el recuento va de los estragos que dejó el fin de semana, mismo que inició desde el jueves.

La cada vez más clásica noche de garito dejó resultados encontrados: pérdidas en cuanto a lana y media botella de tequila (para beber) acompañada de una buena cantidad de cervezas (para hidratar) en mi interior lograron un muy decente estado de alteración. La mañana del viernes me sentía heróico, pues sólo pasé por un pesado cansancio durante las horas laborales.

Había quedado de ver a la actriz la noche del viernes, así que llamé para averiguar si había necesidad de pasar a comprar provisiones y, cuando me contestó, me dijo que había sufrido una esguince en una pierna, así que me lancé a su casa antes de la hora prevista.

Estaba ahí un cuate de ella y amigas suyas fueron llegando, entre ellas Jezabel, quien me cae bastante bien por lo incisiva que puede ser al vertir algo de ácido con sus comentarios. Las amigas me cayeron bien, una de ellas atractivona y la otra simpática. La actriz logró pasar la velada sin demasiadas molestias en la pierna, imagino que las cervezas que ingirió ayudaron.

Jezabel partió pronto y el resto nos quedamos un rato más a beber y jugar (sí, es ya un vicio declarado), hasta que nuestra anfitriona se declaró incapaz de seguir por el cansancio y algunas molestias. Una de las amigas sugirió ir a una reunión, como el alcohol no había logrado el efecto deseado accedí a ir.

Estaba ya cansado y aun así fui. Era una reunión sin mucho sentido, cinco hombres, tres mujeres y bastante alcohol. La música era lamentable y me dediqué a criticarla y beber. Sin más por hacer cuando la botella de vodka quedó vacía, tomé camino a casa.

Tras dormir pocas horas, me levanté y no pude dormir más en todo el día. Quedé con Ben de ir a la fiesta de cumpleaños de una de sus amigas rabiosas. No estaba particularmente animado el festejo, pero había muchas chelas y suficiente alcohol para aguantar la noche fría hasta cerca del amanecer.

Las rabiosas tienen la constante propensión al flirteo, pero nunca se animan a más. Con esto en mente, suponía, sólo para confirmar horas después, que sería una típica noche entre ellas.

Se está terminando el lunes y el cansancio no cede... yo tampoco lo hago ante el sueño. Los daños no son graves, pero mantener este ritmo no ha sido fácil. Ita no podrá recibirnos en casa este jueves, pero como el ritual se ha convertido en parte fundamental de nuestras existencia laboral, la convocatoria se movió para mañana.

Seguiré con los daños, no hay duda, retaré a mi propio cuerpo y espero que éste no me traicione cediendo ante algo como el dolor de espalda o peor. Espero que la mañana del miércoles refleje sólo cansancio, pues habrá tiempo de dormir cuando muera.

Ferias para el infelizaje

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Dentro de las subespecies humanas claramente clasificables, el infelizaje es una de las menos evolucionadas aunque, debido a su parasitario comportamiento, increiblemente adaptable a su entorno.

Su lógica es muy simple, siempre que pueden tomar provecho y el esfuerzo a cambio del primero es mínimo (o nulo), lo hacen, se empujan, avientan y muerden por conseguirlo... Claro, es contradictorio con lo anterior, pero sólo refuerza el nombre se estos pseudo-seres: nada puede hacerlos felices, salvo el tomar algo que (creen que) por derecho les pertenece y, particularmente, quitárselo a quienes (según ellos), a pesar de tener condiciones similares (idénticas), no lo merecen.

Imagino esta escena como el más claro ejemplo. Un lugar en el que se reunen estas personas está ofreciendo panfletos, libros (aunque esta banda es subletrada en su mayoría), bolígrafos, lápices y cualquier objeto regalable... Los personajes hacen filas en los distintos lugares en los que se ofrecen estos productos sin saber qué es lo que pueden obtener al final de la línea.

Nada más les importa, su mundo se limita, como el de una bestia de carga, a lo que los parches sobrepuestos permiten a sus ojos ver. El punto es llegar al mostrador, esbozar una sonrisa y mendigar por una pluma (creen que con esto obtendrán cosas con mayor facilidad), misma que tendrán SIN la estúpida y fingida mueca. Claro, estos eventos están siempre repletos.

Este día les sufrí. Me aventaron al otro lado del mostrador, sacándome de la tranquilidad que presenta mi escritorio estos días.

En mi sitio, había bolígrafos, plumas, separadores de libros, llaveros y panfletos. Todo fue devorado por la plaga al instante. Todo, olvidé mencionar el objeto adicional, excepto los libros. Dispuse seis libros, empastados en piel, con papel de gran calidad y bellísimas fotografías sobre el mostrador.

Dos personas mostraron genuino interés y se llevaron un ejemplar cada uno. Dos más aseguraron haber colaborado para la empresa en otros tiempos y pidieron una copia, misma que obtuvieron. Los otros dos volúmenes regresaron. Nadie volvió a preguntar por ellos, sólo querían llevarse utensilios de uso "práctico", objetos para repartir entre su prole.

Fue terrible este día, pero a la vez sorprendente que esta gente mantenga y reproduzca estos hábitos a través de generaciones enteras. No, no es una cuestión de condiciones socioeconómicas o de clase. Estoy convencido, a falta de detalles científicos, que el problema es cultural. La simplicidad cerebral del muerto-de-hambre es así.

No, por supuesto que no es gente que encuentre problemas para hacerse de alimento, pero actúan ante objetos como si al conseguirlos aseguraran la supervivencia de cada individuo, su camada, la manada y su especie entera.

Cine: Slither

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Nada como una buena mezcla de vísceras y materia gris con humor. Éste es fundamental para una película gore y James Gunn logró escribir y dirigir una película sobre "Criaturas Rastreras" (Slither, 2006) con divertidos momentos.

Gunn ha hecho y escrito algunas películas y no he visto otra cosa que haya dirigido, pero sí vi el remake de Dawn of the Dead (Zack Snyder, EUA, 2004), para el cual escribió un guión, sobre uno brillante de George A. Romero de 1978.

Un meteorito cae en un pueblo sureño de gringolandia. Al aterrizar, se abren los restos por la mitad y se alcanza a ver una masa rojiza, la cual se convierte en un capullo y, algunas escenas más tarde, lanza un "dardo" a un güey, que comienza poco después a buscar carne desesperadamente.

Tras fecundar una mujer a través de un par de tripas, ésta se vuelve un útero gigantesco, (maravillosamente) repugnante, y de ahí salen una especie de sanguijuelas que entran por la boca de la gente y las convierten en... ZOMBIES!!!!

No es, por mucho, el mejor gore que haya visto pero, aunque le faltan mujeres en pelotas, tiene suficientes elementos que la hacen visible y divertida. Un par de cráneos volados por armas, tripas colgando de cuerpos recién ejecutados, un ex-humano mutando hacia una plasta de carne, que me recordó a Akira (Katsuhiro Otomo, Japón, 1988) y una buena escena de un brazo siendo devorado son muy chidos momentos.

Será bueno comprarla. En caso de que el lector no haya visto peli gore alguna, me parece recomendable como sesión introductoria.

Insomniac

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La comida de ayer estuvo bien. Mucha carne (sólo comestible, lamentablemente) y me di un atascón de ella. Sus amigos no estuvieron tan mal, uno de ellos me cayó bastante bien, aunque nada más de ella resultó memorable.

La noche comenzó normal, estaba tratando de resolver el problema de mi PDA en la PC de la casa (jaja... son tan pocos acrónimos que pueden manejarse cómodamente, que esta línea me pareció muy cagada), cuando se fue la luz.

Ante tal perspectiva, sólo quedaba intentar dormir y lo logré con cierta facilidad, cerca de las 23:30. Alrededor de la 1:00, la energía volvió y no había apagado los interruptores, así que la luz me despertó inmediatamente.

Apagué todo lo encendido y volví a la cama, pero no logré dormirme antes de las 4:00, o quizá más tarde. En total, calculo que dormí como cuatro horas, mismas que este día han resultado ser absolutamente insuficientes, por lo que todo el día me he sentido semi inconsciente.

Existe algún mito (en parte, al menos) en torno a la capacidad cerebral para llegar a conclusiones mientras se duerme, anoche la cabeza me dio vueltas y me impidió dormir... espero que el desvelo haya tenido sentido para algo y alguna de esas vueltas haya dejado una tangente sobre la cual andar.

De vuelta en la pista

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La noche del jueves en la nueva casa de Ita fue rara, seguía con el medicamento fresco, así que no entró alcohol alguno en mi sistema... en cuanto al juego, quedé "empatado"... ni perdí ni gané, pero me la pasé divertido y me gustó mucho la nueva casa de la anfitriona.

El viernes fui con la actriz a cenar, un sushi buenazo, para después ir por unas chelas al bar de siempre y de ahí al bar minimalón al que hacía mucho no iba. La pasé chido con ella, es una mujer divertida y espero que, si ella y Ben se dejan, habré de presentarlos y se caigan bien.

Anoche vi a este último y estuvo bastante intenso, primero las rigurosas chelas en el bar de siempre, de ahí a otro donde estaban las rabiosas (no, no las nombré así yo, ellas se autodenominaron de esa forma), son la ex-cuñada de Ben y su banda... no estaba particularmente divertido y los mojitos eran bastante mediocres, así que el Milán se vino como la opción más natural para superar ese mal sabor de boca.

¿De cena? Unos hor-docks afuera del bar, "sin lo amarillo ni lo rojo" para él, sin cebolla para mí. Las cenas con Ben suelen ser divertidas, al menos en la forma en la que pide las cosas.

Esta mañana desperté muy entero, para mi sorpresa. En un rato me voy a casa de Eleanor a una comida a la que fui convocado. Habrá que ver cómo se pone, no tengo idea de cómo sea convivir con sus cuates,

Desconcierto de a madres

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En México, este día se celebra el Día de las Madres y, aunque no es una fecha por la que haga yo alharaca (igual que con el 14 de febrero y ese tipo de fiestas), en este país tan edípico es, sólo para poner un dato curioso, el mejor día para la "industria" restaurantera.

Mi familia, en su "moderado" (Ja!) tradicionalismo, suele festejarlo con una gran comilona, en la que se reunen los hermanos de mi madre en casa de la abuela y, poco a poco, van llegando mis tíos y primos para el festejo.

Este año no fue la excepción y las cosas tomaron su natural cauce para reunir a la famiglia, hablar de los viejos tiempos, brindar por los ausentes y discutir política entre sordos.

El highlight del día lo recibí cuando me despedía de todos. Mi madre me dio las típicas recomendaciones maternales ("vete con cuidado" y "cuídate porque puede haber muchos borrachos" son las que ahora recuerdo), me dice que la invitaron a cenar (supuse que hoy, pero ahora sé que será en algunos días).

"¿Quién?", pregunté. "(Inserte aquí su nombre)", la madre de mi ex, contestó...

Claro, mi rostro, impertérrito como suele pintarse ante esas noticias, no dio pie a pensar absolutamente nada, pero el desconcierto me invadió en cuanto salí de casa de la abuela.

¿Pa' qué chingados? Mi cabeza comenzó a girar y, dopado como sigo por el medicamento, sin una sola gota de alcohol en mi sistema y harto de mi dolor, lo primero que se me ocurrió es que querrá, alguna de ellas, hablar del rompimiento entre sus hijos.

Sí, es paranoia, lo sé. Pero creo que no se han hablado en todo el año y, de pronto, hoy una madre llama a la otra y la invita a cenar.

No me molesta, sólo me desconcierta. Nada de lo que puedan hablar podría modificar mi decisión de no volver con mi ex, pero no dejo de pensar que hablarán del tema... En diez días, imagino, tendré noticias de lo que para entonces habrá sucedido.

Vademecum

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Raras veces tomo medicinas más allá de un par de aspirinas para aliviar un resfrío, una desvelada o una resaca tras alguna muy ruda noche. Mi espalda ha seguido reventándome, así que llamé a una doctora para que sugiriera algo y su consejo fue Naxodol.

En general rehuso tomar medicinas más rudas porque confío en la capacidad de mi organismo para deshacerse de los males, además de que los antibióticos interfieren con el alcohol, lo que los hace dignos de herejía.

Según el Diccionario de Especialidades Médicas (conocido también como Vademecum), este medicamento es bastante fuerte pues, además de que previene del riesgo de generar dependencia, sugiere que los pacientes que lo ingerimos no debemos "
manejar vehículos de motor, operar maquinaria especializada o ejercer cualquier actividad que requiera un alto grado de concentración".

Mi empleo actual requiere sólo por momentos "alto grado de concentración", pero como me tengo en alta estima, decidí declararme en incapacidad para desempeñarlo, por lo que no habré de volver a la oficina esta tarde.

Sí, me siento medio apendejado, creo que fue sano no llevar mi auto hoy al trabajo, porque me está costando trabajo mantenerme despierto y concentrado y, francamente, si tengo la opción de no conducir en este estado, lo evitaré.

El dolor está disminuyendo, aunque no estoy convencido de haber mejorado sustancialmente, más bien creo que el efecto del analgésico es lo que me permite andar y podré estar seguro en unas horas, cuando el efecto pase.

Reencuentro progresivo

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Algo me han dejado estos días. Gracias a Eleanor Rigby he regresado a escuchar un gran grupo: Pink Floyd. Su complejidad armónica y la densidad de sus letras hacen para el escucha una tarea difícil y resulta un gran ejercicio de concentración poner antención a ambas cosas (música y letras) sin perder a alguna... Dejo en este espacio un mensaje esperanzador en ellos, la letra de Shine on you crazy diamond (sí, de las 9 partes).

Remember when you were young,
You shone like the sun.
Shine on you crazy diamond.
Now there's a look in your eyes,
Like black holes in the sky.
Shine on you crazy diamond.

You were caught on the crossfire
Of childhood and stardom,
Blown on the steel breeze.
Come on you target for faraway laughter,
Come on you stranger, you legend, you martyr, and shine!

You reached for the secret too soon,
You cried for the moon.
Shine on you crazy diamond.
Threatened by shadows at night,
And exposed in the light.
Shine on you crazy diamond.

Well you wore out your welcome
With random precision,
Rode on the steel breeze.
Come on you raver, you seer of visions,
Come on you painter, you piper, you prisoner, and shine!

Nobody knows where you are,
How near or how far.
Shine on you crazy diamond.
Pile on many more layers
And I'll be joining you there.
Shine on you crazy diamond.

And we'll bask in the shadow
Of yesterday's triumph,
And sail on the steel breeze.
Come on you boy child,
You winner and loser,
Come on you miner for truth and delusion, and shine!

¿que 20 años no es nada?

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Como la vida en general se compone de ciclos, en particular la de Sísifo y sus absurdos vaivenes, la negligencia con la que he tratado este espacio es poco casual.

A partir del post anterior, en el que me quejaba de la edad con la que me había tratado la resaca en el día del niño, la roca no cesó de girar en contra mía.

El lunes pasado se armó una comida en Cuernavaca con gente de la oficina. Marchó todo sin incidentes que reportar pues, como tenía que conducir en autopista, mi moderación con el alcohol salió a flote.

Volví temprano esa misma tarde con mis tres pasajeros, pues uno de ellos, Ita, tenía que volver para resolver el papeleo necesario para su nuevo hogar. Martes y miércoles sufrí un poco de gripe, pero nada lamentable.

Para el jueves, el resfrío comenzaba a ceder, pero para contrarrestarlo, mi espalda baja comenzó a joderme. Decidí ignorarla e ir a la noche de garito. Me fue bastante bien, gané algo de plata y la actriz ganó lo suficiente para saldar parte de la deuda que contrajo conmigo la semana anterior.

Al salir del antiguo casino (esta semana se inaugura el nuevo), hacía frío y la espalda empeoró. El viernes, al despertar, sentí molestias en la espalda y, al intentar levantarme, me di cuenta que el dolor era insoportable. No podía ni pinche moverme.

Llamé al quiropráctico y me dio cita. Fui tan pronto como pude y, después de un par de madrazos, pude caminar (con mucha menos elegancia de la que suelo hacerlo).

No había garantías hacia la tarde, así que cancelé una invitación que tenía para una fiesta nocturna. El sábado tampoco me sentí en condiciones y a Ben tuve que llamarlo para avisarle que no lo vería. Consuelo único: tarde muy lluviosa, con buena comida y una (patético, sólo UNA) chela frente a un ventanal que me dejó disfrutar (a medias) la intensa caída de agua.

Ayer mi espalda empeoró, no pude caminar por momentos. Hoy decidí llenarme de valor e ir a la oficina, pero el dolor no cesó y regresé a casa temprano, tras una ya indispensable escala en la farmacia para hacerme de un medicamento más potente, el cual amenaza con no dejarme levantar mañana por el sueño.

Los años no pasan, ¡pero cómo se van acumulando!